Las materias primas entre 2003 y 2011, triplicaron su valor, empujados por el crecimiento económico que presentó China (que desde 1961 multiplicó por 80 su PBI per cápita). El aumento de la demanda de productos primarios como Argentina, Brasil, Bolivia y Venezuela. Como consecuencia, pudieron crecer en promedio a una tasa anual de entre el 3 y el 5%.

El crecimiento de la región durante los gobiernos de Lula Da Silva, Cristina Fernández de Kirchner, Evo Morales y Hugo Chávez se dio por un aumento extraordinario del precio de los bienes primarios. Se trató de un shock positivo externo, que financió durante casi diez años la pésima gestión de sus gobiernos. Hoy el precio de las materias primas es sólo el 30% del valor promedio entre 2003 y 2011.

Las economías latinoamericanas dependen entre un 60 y un 98% de las exportaciones de las commodities. Así el crecimiento de estos países no es estable y dependen de los precios.

En 2011 los precios disminuyeron por la desaceleración del crecimiento chino y las economías de la región se resintieron. Eso justificó que a partir de allí la región entrara en un estancamiento  y luego en debacle como le sucedió a Venezuela en 2015; Brasil en 2016;  Argentina en 2018 y Bolivia en 2019.

Hoy el déficit fiscal en relación al PBI se encuentra entre el 4 y el 8%, mientras que la deuda supera el 90% del PBI en países como Argentina y Brasil.

No es posible la inyección de moneda local para financiar al sector público ya que provocaría una rápida aceleración de la inflación.

Las reformas deben implicar: una reducción del gasto público; baja de impuestos; desregulación; flexibilización laboral; reforma del sistema previsional y apertura comercial.

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