Pasadas las 2.30 el cantautor santiagueño Raly Barrionuevo subió al escenario Jacinto Piedra, durante la tercera noche del Festival Nacional de La Salamanca, entonando uno de sus temas más conocidos “Zamba y Acuarela”, generando el grito y la ovación de todo el público, lo que sería el punto inicial de un espectáculo emotivo y como los que siempre ofrece.
Reconocido ya en todos los escenarios, habiéndose consagrado como solista, un año más se hizo presente en el festival, entonando sus clásicos temas.
Al hablar con la prensa, dijo: “Estuve desde la primera edición y ya vengo diciendo desde hace rato que tengo que jubilarme del festival, ya son muchos años, me acuerdo cuando nació que ya existían otros festivales y La Banda no podía no tener un festival, estábamos a flor de piel por la muerte de Jacinto Piedra y su recuerdo. Cada vez que vengo es un rito, es un lugar propio, la ciudad de La Banda me ha visto crecer y ya tengo muchos amigos de aquí”.
“Nunca tuve duda que quería hacer esto, no sabía si iba a salir mal o bien, pero debo reconocer que tuve gente que me ha acompañado en este camino, mi familia, mi mamá, mi hermano, fui aprendiendo y cuando me quise acordar hace 29 años que estoy en esto. Siempre va a haber algo nuevo, cada uno tiene que encontrar su manera de decir las cosas a través de la música”, expresó.
Al reflexionar sobre sus inicios y sobre aquel joven soñador que fue, con su guitarra inseparable, explicó: “Veo hoy a ese chico de 18 años, que soy yo ya adulto, que con su guitarra tenía muchos sueños y mucho amor por la música, le preguntaría cómo hizo para llegar a donde está, y le diría que no deje de perseguir ese sueño que tuvo y que no deje de ser ese joven, que no deje que llegue el adulto. Porque me gusta cómo fue ese chico de 18 años con su guitarra”.
Al referirse a su faceta como productor musical dijo: “Es mi primer experiencia como productor en un disco completo, con Milena Salamanca, he aprendido mucho de otros productores, es algo que me gusta mucho y me doy cuenta que al tener muchos años de experiencia, lo que me permite poder resolver algunas cosas solo”.
“Me asusta un poquito la comunicación, el teléfono y todas esas cosas nos han enajenado mucho, porque veo que la gente no vive las cosas sino que necesita grabarlas, por ahí pienso y los invito a esas personas a que dejen un poco de lado las tecnologías y que vivan lo que quizás no puedan volver a vivirlas. Eso sí me asusta realmente”, culminó.

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